El otoño no siempre es sinónimo de pausa. En abril, muchos bonsáis atraviesan lo que se conoce como segunda primavera: un breve repunte de actividad antes del descanso invernal. Este momento es clave para evaluar si tu árbol necesita un cambio de maceta, pero antes de hacerlo, es importante entender la diferencia entre trasplantar y trasvasar.

 

¿Qué es un trasplante?
Trasplantar un bonsái implica retirar el árbol de su maceta, recortar parte de sus raíces y renovar completamente el sustrato. Es un procedimiento profundo que se realiza cada ciertos años, dependiendo del ritmo de crecimiento del árbol y del estado del sustrato.

Cuándo conviene trasplantar:

  • El sustrato está descompuesto o compactado.

  • Las raíces están enmarañadas y no permiten que el árbol absorba bien el agua.

  • El crecimiento del bonsái está estancado.

Es ideal hacerlo en primavera, pero durante abril (en el cono sur), si el clima aún es templado, algunos árboles pueden tolerarlo bien.

¿Qué es un trasvase?
El trasvase, en cambio, consiste en cambiar el bonsái de maceta sin intervenir las raíces. Se realiza cuando queremos mejorar el drenaje o la estética del conjunto, o cuando simplemente necesitamos pasar el árbol a una maceta apenas más grande para darle más espacio sin alterar el cepellón.

Cuándo conviene trasvasar:

 

  • El árbol fue trasplantado recientemente y solo necesita más espacio.

  • La maceta actual se ha dañado o no es adecuada.

  • Querés mejorar el aspecto visual del conjunto sin estresar al árbol.

¿Cómo decidir qué necesita tu bonsái?
Observá el estado de las raíces, la salud del follaje y la calidad del sustrato. Si tenés dudas, siempre es mejor optar por el trasvase y esperar a la primavera siguiente para un trasplante completo.

 

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